jueves, noviembre 09, 2006

Antes que se me pase el arroz

Obona en invierno
Había que tomar una decisión. Si lo seguía dejando no tendría años para pagar la hipoteca.

De repente un día apareció en idealista un ático en venta por 60.000 euros. Increíblemente era justo enfrente del piso que tienen mis padres. El precio era tentador y las calidades que ofrecía también. Conozco el edificio porque viven allí algunos de mis primos y es de lo mejor de Tineo (sí, es tan pequeño que todo se conoce). Como os comentaba en el post anterior nada de carteles, ni siquiera mi prima que vive en el piso de abajo lo sabía. Ya no es por el mayorazgo -es una casa nueva- ni nada de eso es que, ya es la práctica habitual.

Aprovechando que tenía que llevar a mis padres a Asturias fuimos a verlo. La verdad es que me gustó muchísimo, incluso los acabados, y eso que en eso -deformación profesional, supongo- soy muy exigente. Pero claro, no era una casa.
Hubo que tomar una decisión porque no se podía postponer eternamente. Así que prácticamente quedó apalabrado.

Salimos y fuimos a comprar pan y lechuga (de huerta) a la calle Mayor ( en realidad Avda. de González Mayo). Al lado una hay una agencia inmobiliaria que ha abierto recientemente. Leímos, ya por inercia, los carteles del escaparate y entramos a preguntar por uno que no habíamos visto hasta ahora. Sí, era un piso.

Como estaba al lado pasamos a verlo. También era un ático, pero más grande, con dos habitaciones y amueblado. A la vuelta a la agencia le comenté a Carmen el tiempo que llevaba buscando casa y estuvimos repasando lo poco que había y que ya nos sabíamos de memoria. Apareció traspapelada una casa pequeña que no conocíamos, cerca de Obona, y decidimos ir a verla por la tarde.

A los diez minutos habíamos decidido comprarla. Ya veréis (más adelante) que no es gran cosa, pero tiene posibilidades -que es lo más importante- y sobre todo ves el bosque desde las ventanas.

(Por cierto, si hay alguien interesado aún sigue el ático en venta).


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